Huevos rellenos con pesto y anchoas

Se pueden hacer con los ojos cerrados de lo fáciles que son, pero todo lo que tienen de fáciles lo tienen de ricos, además son originales y hasta quedan bonitos ¿se le puede pedir más a un aperitivo? yo creo que no, ¡¡así que manos a la obra!!

Ingredientes para 3 huevos (seis mitades):

3 huevos
6 anchoas ahumadas + 1 para picar (opcional)
Albahaca
Sal
Salsa pesto

Preparación:

Ponemos los huevos a cocer en abundante agua hirviendo durante 10 minutos, con ese tiempo es más que suficiente para que queden bien cocidos y para hacer mientras la salsa pesto, de la que os he dejado el enlace a la receta en los ingredientes.

Una vez cocidos los refrescamos en agua fría para no quemarnos los dedos, y los pelamos y cortamos por la mitad para sacar las yemas, que reservaremos en un bol.

Ponemos huevos y salsa a refrescar en la nevera porque al pesto no le va bien el calor y es mejor mezclarlo con las yemas frías.

Con todo fresquito espachurramos las yemas con un tenedor y mezclamos con el pesto, la cantidad depende del tamaño de los huevos, cuanto más grandes sean las yemas más pesto necesitareis, en este paso es cuando añadiremos la anchoa picadita si os apetece ponerla también, aunque ya os digo que  con la salsa sola quedan genial.

 Probamos por si necesita algo de sal, aunque seguramente no le hará falta, y ponemos la mezcla en una manga pastelera para rellenar los huevos, si no tenéis o no se os da bien, hacerlo con una cuchara y no os compliquéis la vida.

Las anchoas ahumadas son grandes así que cortarlas por la mitad y colocar encima los dos trozos, adornar con unas hojitas de albahaca y listos, ya los podéis sacar a la mesa y triunfar, si utilizáis anchoas en aceite procurar que sean buenas para que no estén tiesas y excesivamente saladas, no hace falta gastarse un pastón, hay marcas de gama media que suelen salir muy bien relación calidad/precio.

Truco: la mejor manera de cocer los huevos para que salgan con la yema centrada y la clara sin romper, es hacer un agujero en la parte ancha con un alfiler, meterlos en el agua hirviendo con cuidado, para que el interior no se agite demasiado, y hacerlos girar sobre si mismos suavemente un par de veces hacia un lado y hacia el contrario, para que la yema se asiente en el centro.

Buen provecho.